El mercado inmobiliario sufrió como ninguno la crisis. Parecía que la purga iba a servir para crear un modelo de más calidad, alejado del “todo vale” que era la premisa para cualquier involucrado en una operación inmobiliaria: el propietario pedía un precio excesivo, el vendedor se encargaba de la gestión sin mucho afán, el comprador pagaba, el banco prestaba el dinero, el notario asistía a las firmas de las escrituras como el invitado de piedra, los Ayuntamientos cobraban, las Comunidades Autónomas cobraban, el Registrador ni revisaba las escrituras, el Estado miraba para otro lado…
Algunos de estos agentes han tomado nota de lo sucedido y han actuado corrigiendo errores… o aprendiendo a enmascararlos.
Entre estos últimos los Ayuntamientos han “reestructurado” el impuesto de la plusvalía, de forma que, ahora que hay menos operaciones, se ha incrementado sensiblemente, y, además, no tiene nada que ver con la plusvalía. Muchos vendedores han reclamado, y muchos Tribunales han ordenado devolver cantidades del impuesto que van desde una tercera parte a la totalidad de lo recaudado indebidamente por el Ayuntamiento.
¿Y las inmobiliarias? Como digo al principio “parecía” que iban a ofrecer servicios de más calidad, pero desde las franquicias más extendidas, pasando por las pequeñas inmobiliarias, hasta las de lujo, con su parafernalia de CEOs, Partners, Asociados Especialistas, Real Estate Managers y otras etiquetas, se desentienden del vendedor una vez ha vendido, y le dejan que pague de más al Ayuntamiento sin ofrecer siquiera la posibilidad de ayudarle con los trámites post-venta.
¿Ha vendido Vd. su piso en los últimos cuatro años?¿ha pagado la plusvalía al Ayuntamiento?¿ha reclamado después?¿le han informado de que ha pagado de más?
Si no lo ha hecho, reclame la devolución de lo pagado en exceso, contacte con DEXTRA postulación explíquenos su caso y pida un presupuesto sin compromiso… o regale el dinero al Ayuntamiento.
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